países. El GHI mide el progreso y retrocesos en la lucha global contra el hambre. El índice es actualizado una vez al año.
Como podemos observar en el mapa, los países con mayor tasa de subalimentación en el mundo son los del continente africano entre los que destacan Burundi (38.8), Eritrea (35.0) y Comoras (33.6). Seguidos por el gigante asiático, encabezando el ránking Timor Oriental (29.6) e India (21.3). Por último, el tercer continente más afectado por el hambre es América del Sur en el cual destaca Haití (23.2) y Bolivia (10.4).
Las previsiones acerca del Índice Global del Hambre son negativas ya que en la mayoría de los países en los que la situación del hambre es "alarmante" o "extremadamente alarmantes", son particularmente propensos a las crisis tales como sequías anuales. Además, tienen que lidiar con conflictos
violentos entre la población civil y desastres naturales. Al mismo tiempo, el contexto global
cada vez más volátil (las crisis financieras y económicas, las crisis de precios de alimentos) desemboca en que la gente tenga mucho menos recursos para soportar la próxima crisis, 2,6 mil millones de personas en el mundo viven con menos de 2
dólares al día. Para ellos, una enfermedad en la familia, la pérdida de
cosechas después de una sequía o la interrupción de las remesas
de los familiares que viven en el extranjero pueden poner en movimiento
una espiral descendente de la que no pueden liberarse por sí mismos.
La incapacidad para hacer frente a estas crisis conduce a la
destrucción de muchos éxitos de desarrollo que se habían logrado en los
últimos años generando un futuro cada vez más sombrío.
Algunas de las posibles soluciones para erradicar el hambre en el mundo podrían ser las siguientes:
Existen varios alimentos que son sumamente nutritivos, económicos y
fáciles de cultivar pero a los que no se les da la importancia
suficiente y que representarían una solución a la hambruna. Varios de
ellos seguramente los conoces: la soya, el maíz, el frijol, las lentejas
y la papa. La soya aporta proteínas, grasas y carbohidratos, cuesta muy
poco y rinde mucho. La papa puede cultivarse en climas extremos,
mientras que las lentejas y el frijol son leguminosas altas en
proteínas, hierro, ácido fólico y otros nutrientes.
Existe otro alimento sumamente importante que se considera como una
valiosa alternativa para combatir el hambre mundial: el amaranto. Se
trata de una planta de origen azteca que está considerado como "el mejor
alimento de origen vegetal para consumo humano" por parte de la
Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. En un estudio realizado
por el Instituto Mexicano del Seguro Social, el amaranto tiene un alto
perfil de aminoácidos, almidón,
lípidos poliinsaturados, carbohidratos, proteínas, fibra y varias
vitaminas. Su cultivo no es sencillo, pero su rendimiento es excelente y
toda la planta es aprovechable.
La sobreproducción de ganado representa varios problemas: deforestación
para zonas de pastoreo, cultivos destinados a su alimentación (en vez de
destinarlos al consumo humano), contaminación ambiental (por sus
desechos y gases emitidos) y que el consumo de carne es destinado a
menos del 30% de la población mundial, muchas veces a las clases más
privilegiadas. Si se analiza bien, en vez de criar ganado deben
aprovecharse las tierras de cultivo para producir alimentos para consumo
humano, así como reforestar y crear fuentes de trabajo para reactivar
la economía local mediante el ecoturismo.
Dentro de las soluciones políticas,
está que los gobiernos disminuyan su gasto en
armamento o sin ir tan lejos, haya un recorte en los gabinetes
políticos: no solamente hay demasiados representantes políticos, sino
también sus sueldos suelen ser sumamente elevados. Ese ahorro podría ser
destinado a recursos para las personas más empobrecidas.
La solución no consiste en enviar
alimentos a los países necesitados. De acuerdo al sitio Economy Weblog,
más bien ellos necesitan de ayuda tecnológica y comercial. Deben
derribarse las políticas comerciales y arancelarias de las exportaciones de alimentos y materias
primas (café, cacao, algodón, entre otros) hacia países desarrollados,
al tiempo que éstos deben ayudarles financiado dichas importaciones. Es
así como el dinero comienza a moverse, se mejora la economía local y
mundial, se termina con el hambre y todos salen ganando.
Índice global de hambre
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