lunes, 19 de mayo de 2014

Índice Global del Hambre

El Índice Global del Hambre (GHI, por su sigla en inglés de Global Hunger Index) es una herramienta estadística multidimensional utilizada para describir el estado del hambre en los
países. El GHI mide el progreso y retrocesos en la lucha global contra el hambre.  El índice es actualizado una vez al año. 


Como podemos observar en el mapa, los países con mayor tasa de subalimentación en el mundo son los del continente africano entre los que destacan Burundi (38.8), Eritrea (35.0) y Comoras (33.6). Seguidos por el gigante asiático, encabezando el ránking Timor Oriental (29.6) e India (21.3). Por último, el tercer continente más afectado por el hambre es América del Sur en el cual destaca Haití (23.2) y Bolivia (10.4). 

Las previsiones acerca del Índice Global del Hambre son negativas ya que en la mayoría de los países en los que la situación del hambre es "alarmante" o "extremadamente alarmantes", son particularmente propensos a las crisis tales como sequías anuales. Además, tienen que lidiar con conflictos violentos entre la población civil y desastres naturales. Al mismo tiempo, el contexto global cada vez más volátil (las crisis financieras y económicas, las crisis de precios de alimentos) desemboca en que la gente tenga mucho menos recursos para soportar la próxima crisis, 2,6 mil millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día. Para ellos, una enfermedad en la familia, la pérdida de cosechas después de una sequía o la interrupción de las remesas de los familiares que viven en el extranjero pueden poner en movimiento una espiral descendente de la que no pueden liberarse por sí mismos.
La incapacidad para hacer frente a estas crisis conduce a la destrucción de muchos éxitos de desarrollo que se habían logrado en los últimos años generando un futuro cada vez más sombrío. 

Algunas de las posibles soluciones para erradicar el hambre en el mundo podrían ser las siguientes:


El cultivo de alimentos nutritivos como la soya es una importante solución para la hambruna mundial.

Existen varios alimentos que son sumamente nutritivos, económicos y fáciles de cultivar pero a los que no se les da la importancia suficiente y que representarían una solución a la hambruna. Varios de ellos seguramente los conoces: la soya, el maíz, el frijol, las lentejas y la papa. La soya aporta proteínas, grasas y carbohidratos, cuesta muy poco y rinde mucho. La papa puede cultivarse en climas extremos, mientras que las lentejas y el frijol son leguminosas altas en proteínas, hierro, ácido fólico y otros nutrientes.

El amaranto posee propiedades nutricionales únicas para combatir el hambre y la desnutrición. 

Existe otro alimento sumamente importante que se considera como una valiosa alternativa para combatir el hambre mundial: el amaranto. Se trata de una planta de origen azteca que está considerado como "el mejor alimento de origen vegetal para consumo humano" por parte de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. En un estudio realizado por el Instituto Mexicano del Seguro Social, el amaranto tiene un alto perfil de aminoácidos, almidón, lípidos poliinsaturados, carbohidratos, proteínas, fibra y varias vitaminas. Su cultivo no es sencillo, pero su rendimiento es excelente y toda la planta es aprovechable.

Una parte importante de las cosechas se destinan para alimentar ganado. 

La sobreproducción de ganado representa varios problemas: deforestación para zonas de pastoreo, cultivos destinados a su alimentación (en vez de destinarlos al consumo humano), contaminación ambiental (por sus desechos y gases emitidos) y que el consumo de carne es destinado a menos del 30% de la población mundial, muchas veces a las clases más privilegiadas. Si se analiza bien, en vez de criar ganado deben aprovecharse las tierras de cultivo para producir alimentos para consumo humano, así como reforestar y crear fuentes de trabajo para reactivar la economía local mediante el ecoturismo.

Al disminuir el número de representantes políticos se eliminan sus sueldos y gastos que generan para destinarse en programas de ayuda para combatir el hambre. 

Dentro de las soluciones políticas, está que los gobiernos disminuyan su gasto en armamento o sin ir tan lejos, haya un recorte en los gabinetes políticos: no solamente hay demasiados representantes políticos, sino también sus sueldos suelen ser sumamente elevados. Ese ahorro podría ser destinado a recursos para las personas más empobrecidas.

Las importaciones comerciales provenientes de países emergentes son pieza clave para activar su economía. 

La solución no consiste en enviar alimentos a los países necesitados. De acuerdo al sitio Economy Weblog, más bien ellos necesitan de ayuda tecnológica y comercial. Deben derribarse las políticas comerciales y arancelarias de las exportaciones de alimentos y materias primas (café, cacao, algodón, entre otros) hacia países desarrollados, al tiempo que éstos deben ayudarles financiado dichas importaciones. Es así como el dinero comienza a moverse, se mejora la economía local y mundial, se termina con el hambre y todos salen ganando.

Fuentes de información: 
Índice global de hambre